Redacción Panamericana
¿Alguna vez te preguntaste para qué sirve la música de fondo en tiendas, supermercados o incluso en los juegos online? Aunque muchas veces pasa desapercibida, la música es una herramienta clave que las marcas utilizan para influir en nuestras emociones, prolongar nuestra atención y, en última instancia, aumentar las ventas.
En este artículo, analizamos cómo actúa la musicalización en tres entornos distintos: comercios, tragamonedas y cine.
Música ambiental en tiendas y supermercados
Los minoristas saben que el entorno de compra puede influir directamente en el comportamiento del cliente. Iluminación, aromas, distribución del espacio… todo cuenta. Pero uno de los factores más efectivos, aunque sutiles, es la música.
Diversos estudios han demostrado que la música de fondo puede hacer que las personas pasen más tiempo dentro del establecimiento y, como consecuencia, gasten más dinero. Uno de los experimentos más reveladores fue realizado por la Universidad de Bath, que observó a más de 150.000 compradores en supermercados de Estocolmo durante tres semanas.
El hallazgo fue claro: cuando había música ambiental, los clientes gastaban, en promedio, 23 euros por persona, frente a los 15 euros de los días sin música. Pero este efecto solo se producía de lunes a jueves. ¿Por qué?
Según los investigadores, durante la semana laboral muchas personas llegan a hacer las compras después de un día agotador. En ese estado mental, procesamos la información de forma más intuitiva que racional. La música relajante, entonces, actúa como un bálsamo: aligera el ambiente, reduce la sensación de prisa y nos vuelve más receptivos.
El resultado es que los compradores se quedan más tiempo, exploran más productos y terminan llevándose más cosas. En cambio, los fines de semana, cuando el nivel de estrés es menor, este efecto se diluye.
Música en tragamonedas: el sonido del “casi”
En los juegos digitales, como aquellos disponibles en Betsson, la música no es un simple complemento sino que forma parte del diseño emocional del producto. En particular, las tragamonedas están diseñadas para estimular con luces, colores… y sobre todo, sonidos.
Cada giro, cada pequeña victoria y cada “casi acierto” está acompañado por efectos sonoros cuidadosamente elegidos para mantener la atención del usuario. Las melodías tienden a ser pegadizas, repetitivas y alegres, generando una sensación constante de estímulo positivo, incluso si el resultado no es necesariamente favorable. Este diseño sonoro crea una atmósfera envolvente que mantiene al jugador en sintonía con la experiencia.
Además, muchas tragamonedas se inspiran en artistas o bandas reconocidas, aprovechando la familiaridad de ciertas canciones o voces para atraer a fans de la música. Existen títulos temáticos inspirados en Elvis Presley, Motorhead o incluso en géneros como el rock clásico, creando una conexión emocional inmediata con quienes los eligen.
Música en el cine: el lenguaje invisible de las emociones
Pocas artes logran manipular nuestras emociones como el cine, y gran parte de ese poder se debe a su banda sonora. La música en una película no solo acompaña la acción: la guía, la intensifica y muchas veces la anticipa.
Un acorde en menor puede generar tensión. Una progresión ascendente puede elevar la esperanza. Basta pensar en clásicos como Tiburón, cuya música, con apenas dos notas, logró crear una sensación de amenaza permanente, incluso antes de que apareciera el tiburón en pantalla. O en compositores como Hans Zimmer o John Williams, cuyas partituras han quedado grabadas en la memoria colectiva tanto como los propios personajes o escenas.
El cine demuestra que no hace falta una palabra para comunicar una emoción. La música, bien usada, puede ser tan potente como cualquier diálogo.
En definitiva la música, en cualquiera de sus formas, tiene la capacidad de conectar con nuestra parte más emocional. Por eso, ya sea en una tienda, en un juego online o en la gran pantalla, las marcas la utilizan con estrategia y precisión. Lo que escuchamos influye, emociona y muchas veces, nos mueve a actuar.
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